El juicio es la opinión que emitimos las personas sobre algo ó alguien…
Si, si, sobre TODOS. Sobre VOS también.
¿Qué sentís cuando te enteras que hablan de vos? (especialmente cuando NO te gusta lo que hablan)
¿Te cuestionás lo que estás haciendo?
¿Empezás a sentirte inseguro?
¿Les prestás atención a estas opiniones?
¿Entregás a los que hablan de vos, tu poder personal?
Solo hay una cosa en el mundo peor que estar en boca de los demás, y es no estar en boca de nadie. Oscar Wilde
Si bien Oscar Wilde usaba un modo bastante irónico, lo que nos muestra con esa frase es que el hecho de que alguien opine sobre vos, está mostrando que sos importante para esa persona. Esa puede ser una forma de interpretarlo, como tantas otras.
Podés interpretarlo, por ejemplo, porque lo hace desde la creencia que está haciendo una diferencia, que está mostrando sus conocimientos y que puede corregirte, en fin, que cree que sabe más que vos.
Los seres humanos vivimos emitiendo juicios porque no paramos de opinar: “Esto es lindo”. “Esto es horrible”. “Esto es aburrido”. Etc., etc., etc.
Hasta aquí, son interpretaciones de sus percepciones sobre las cosas, ahora bien, cuando nuestros juicios caen sobre las demás personas, es momento de reflexionar, sobre todo porque podemos no estar siendo concientes de que lo estamos haciendo. Y cuando escuchamos juicios que hacen otros sobre nosotros, podemos reflexionar sobre qué estaré haciendo yo para reflejar eso, o qué hice para que interprete eso…
Todos los órganos humanos se cansan alguna vez, salvo la lengua. Konrad Adenauer
Tengamos en claro unas poquitas premisas sobre los juicios:
- Los juicios no son verdades, sólo son opiniones y éstas son válidas para el que las dice. Cada persona ve las cosas de diferente manera y…opina.
- Los juicios hablan de quien los emite. Los seres humanos estamos todos conectados y hacemos espejo con los demás. Al juzgar a otro, estamos hablando de nosotros mismos. Nuestro lenguaje muestra quienes somos.
- Esa persona no te conoce en tu totalidad, así que cuando juzga está suponiendo. Suponer es ignorar. Y la ignorancia es la causa de la mayoría de nuestros sufrimientos.
Por todo esto, lo más eficaz para nosotros es no permitir ser influenciado por el juicio ajento.
Hoy, dejamos este breve diálogo para que puedas reflexionar sobre este tema:
“Si alguien se acerca a ti con un regalo, y tú no lo aceptas, ¿a quién pertenece el regalo?»
«A quien intentó entregarlo» – respondió uno de los discípulos.
«Pues lo mismo vale para la envidia, la rabia y los insultos. Cuando no son aceptados, continúan perteneciendo a quien los cargaba consigo.»
En el caso del juicio ajeno es exactamente lo mismo.
¿Es importante para vos escuchar a estas personas?
Si te das cuenta que caíste en esa conducta, observate, reflexioná sobre por qué le das tanta importancia al juicio del otro? Qué te hizo ver esto? Qué emociones te generan estos juicios sobre vos? Luego, podés elegir tomar acción sobre lo que te sucede. Si lo que escuchás te hace sentido y elegís hacer algo, bienvenido, si no, podés dejarlo pasar, porque es la interpretación de esa persona. NO ES LA VERDAD.
Las personas no vemos las cosas como son, sino que las vemos como somos –o estamos siendo-. Nuestra mirada es una percepción, una forma propia de ver y muchas veces, esa percepción está teñida de emociones que no nos dejan ampliarla.
No dejes que las percepciones limitadas de los demás te definan. Virginia Satir
Si vos estás seguro de lo que estás haciendo y actuás según tus valores, lo que digan los demás es interpretación de ellos, y no debería afectarte para nada.
Te dejamos otra pregunta,
¿Mejoraría el mundo si cada uno de nosotros dejara de juzgar a los demás, se observara a sí mismo e intentara hacer una transformación personal de su ser? Posiblemente sí, posiblemente no. Los juicios pueden usarse a favor también reflexionando sobre ellos y trabajando lo que puedan mostrarnos y no habíamos visto sobre nosotros. La elección es TUYA exclusivamente sobre cómo tomar estas opiniones ajenas y a quién das el poder sobre ellas.
El juicio ajeno es la voz de nuestra sombra. Esa parte nuestra que mantenemos escondida –hasta la que tiene que ver con nuestras habilidades- porque no nos gusta o porque sentimos vergüenza para mostrarla, entonces, la proyectamos en los demás criticando lo que nosotros escondemos.
Todo lo que no te gusta en otras personas es solo un reflejo de lo que no has solucionado en ti mismo. Buda
Saádi de Shiraz relata esta historia acerca de sí mismo:
-Cuando yo era niño, era un muchacho piadoso, ferviente en la oración y en las devociones. Una noche estaba velando con mi padre, mientras sostenía el Corán en mis rodillas. Todos los que se hallaban en el recinto comenzaron a adormilarse y no tardaron en quedarse profundamente dormidos. De modo que le dije a mi padre:
– Ni uno solo de esos dormilones es capaz de abrir sus ojos o alzar su cabeza para decir sus oraciones. Diría uno que están todos muertos.
Y mi padre me replicó:
– Mi querido hijo, preferiría que también tú estuvieras dormido como ellos, en lugar de murmurar.