No somos seres incompletos.
No necesitamos medias naranjas para ser felices.
Somos naranjas, limones, duraznos y un sinfín de frutas rodando por el mundo.
A veces tenemos la buena ventura de encontrar otra fruta que ruda a nuestro mismo ritmo. Entonces, comenzamos a dar paseos juntos, paseos que pueden durar toda la vida o acabarse en un instante.
Un melocotón puede combinar perfectamente con una naranja si ambos están dispuestos a hacer una vida en común y son capaces de respetar sus diferencias y sus coincidencias.
Si me quieres, quiéreme entera/o
No por zonas de luz o de sombra
Si me quieres, quiéreme negra,
y blanca, y gris, y verde, y rubia,
y morena.
Quiéreme de día.
Quiéreme de noche.
Y madrugada con la ventana abierta!
Si me quieres, no me recortes.
Quiéreme toda/o o no me quieras.
El gran engaño de las medias naranjas y los «amores Disney» y comer perdices nos somete hasta tal punto que acabamos viendo normales esos amores a medias.
Conformarnos con este tipo de amor es condenarnos a la soledad….Si se ama, se ama en plenitud y dando todo lo que es saludable que demos de nosotros mismos, no a medias….No es cuestión de principios, es la base, es el respeto a nosotros mismos
«Amurallar tu propio sufrimiento es arriesgarte a que te devore desde el interior» – Frida Kahlo.